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BLANQUEAMIENTO DENTAL: SONRISA BONITA

La sonrisa es parte fundamental de nuestra imagen. Un gesto con el que nos comunicamos y que habla de nuestro sentir más profundo, de nuestro estado de ánimo.

Que una sonrisa bonita nos da seguridad es indiscutible. Pero ¿cómo lograrlo?

Ves la televisión y aparecen presentadores, actores y celebrities con sonrisas de cine, dientes perfectos y blanquísimos. ¿Cómo lo harán? Tú cepillas tus dientes después de cada comida, utilizas colutorio, hilo dental… sin embargo; tus dientes no están blancos cómo quisieras.

Empezaremos por el principio:

¡Los dientes no son absolutamente blancos! Así, tal cual, sin anestesia…

No busques una sonrisa blanco puro porque no existe, y de existir, no sería natural para nada ya que el color del diente es de un azul traslúcido que refleja el amarillo de la dentina.

Pero el diente amarillea y mucho. Lo vemos en el espejo, ¿cierto? Ese amarillo ocre terrible que nos parte el alma…Por ello, antes de nada vamos a analizar los:

FACTORES QUE AMARILLEAN NUESTRA SONRISA

Porque es así. Hay una serie de circunstancias que oscurecen, tiñen y manchan nuestros dientes:

  • Tomar vino, té, café, coca-cola
  • Fumar
  • La ingesta de ciertos alimentos con intenso colorante como: zanahoria, chocolate, naranja…
  • El consumo de determinados fármacos
  • La presencia de bacterias
  • El uso de algunos colutorios o enjuagues bucales.
  • El paso del tiempo. La edad.

Y para todo ello…

¡Hay solución!

En primer lugar, y antes de iniciar un tratamiento de blanqueamiento dental, hemos de realizar una limpieza de nuestros dientes para eliminar de su superficie manchas, placa, sarro… Tras la higiene dental, pasamos al blanqueamiento.

Existen varios tratamientos para devolver el blanco a nuestros dientes. La aplicación de uno u otro se decidirá en función de lo manchados o decolorados que estén. El odontólogo te propondrá la opción que más te convenga y tú decidirás sobre ello. Teniendo esto en cuenta, las soluciones a aplicar son:

  • Blanqueamiento con carillas dentales: Las carillas se hacen a medida de nuestros dientes, se colocan sobre ello y va administrando una sustancia que ayudará a mejorar el color de nuestros dientes. Este tratamiento se lleva a cabo en casa. El dentista realiza un molde de tus dientes para construir una Férula de blanqueamiento. Esta especie de prótesis la utilizarás en casa durante 4 o 5 horas al día, y ella contiene el producto blanqueador de tus dientes. El tratamiento se llevará a cabo durante un período de 15 días, realizándose primero en la arcada superior de nuestros dientes y luego en la inferior. De esta forma se logra alcanzar el tono deseado y se va apreciando la diferencia de color de unos dientes con otros.
  • Blanqueamiento mediante pasta dental: Se trata de un blanqueamiento muy ligero y superficial, pues la pasta dental tiene componentes que ayudan a que el diente muestre una apariencia menos amarilla; pero no llega a alcanzar el resultado de la sonrisa de anuncio.
  • Blanqueamiento por Láser: Es más costoso que los anteriores pero sus resultados son notablemente visibles e inmediatos. El tratamiento consiste en la aplicación de peróxido de hidrógeno en la superficie del diente con una luz especial que activa el compuesto para que éste realice la función blanqueante.
  • Blanqueamiento interno del diente: Un tratamiento más invasivo en el que se sustituye el nervio dental por una goma que administra al diente la sustancia blanqueante.

Durante el período de se esté realizando el tratamiento de blanqueamiento dental es recomendable evitar esos alimentos que anteriormente hemos mencionado y que tiñen nuestro dientes. Esto hará que la aplicación del mismo sea más rápida y eficaz. Respecto al tabaco, éste debe ser evitado durante el proceso puesto que impide que el agente blanqueante realice su función.

Hemos de decir que es posible que durante el tratamiento para blanquear los dientes, éstos se vuelvan más sensibles al frío o al calor en la ingesta de alimentos por la aplicación del peróxido de hidrógeno. Pero esta sensibilidad irá desapareciendo en cuanto el tratamiento finalice. Si la sensibilidad es extrema, el tratamiento puede pausarse unos días y posteriormente continuar con él.

Dejar claro que la sensibilidad no es una constante en el tratamiento. Habrá personas que tengan y personas que no. Con esto, decir también, que aquellas personas que vienen padeciendo de sensibilidad dental, se pueden someter al tratamiento con peróxido de hidrógeno; pues esta no tiene por qué verse potenciada. Aún así, en estos casos lo suyo es comunicarlo al dentista ya que este puede minimizar el problema con la ayuda de dentífrico específico para la sensibilidad dental.

Una vez que logres el blanco deseado es recomendable realizar una higiene bucodental cada 6 meses, para eliminar esas manchas que los alimentos generan en nuestros dientes; y realizar un recordatorio del blanqueamiento cada cierto tiempo según las recomendaciones de nuestro dentista.

Para finalizar, indicar que el blanqueamiento no es agresivo con los dientes. No los desgasta. Es un tratamiento absolutamente seguro con el que conseguirás sonreír abiertamente y como te gusta.

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TU SALUD EMPIEZA POR TU BOCA. CONSEJOS PARA UNA BUENA SALUD ORAL

Para preservar nuestra salud general, mantener una higiene bucodental adecuada es fundamental.

A lo largo de nuestra vida nos podemos encontrar con múltiples enfermedades que tienen su origen en nuestra boca, por lo que es imprescindible la higiene diaria de la misma. Una buena higiene oral, persigue, ante todo, la eliminación de el biofilm y la placa dental (donde radica el conjunto de bacterias orales) ya que sus efectos son nocivos para nuestra encía y nuestros dientes.

¿A QUÉ EDAD DEBE INICIARSE LA HIGIENE BUCAL?

Los primeros dientes humanos aparecen alrededor de los seis meses de vida, momento desde el que se hace necesario dar inicio a los buenos hábitos de higiene oral. En los bebés es conveniente el uso de gasitas húmedas para limpiar su boca y la consulta y visita al odontopediatra, quien comprobará que su dentición crece y se desarrolla de manera adecuada.

CONSEJOS PARA LA CORRECTA HIGIENE ORAL

  • Cepillado dental: Los dientes debemos cepillarlos, como mínimo, una vez al día; ya que las bacterias vuelven a proliferar en nuestra boca a las 24 horas después de la última limpieza. Aunque lo correcto es cepillar nuestra dientes después de cada comida, y hacerlo de manera más minuciosa antes de ir a dormir por la noche. Para adquirir el habito del cepillado bucal diario es recomendable hacerlo desde pequeños, acompañando a nuestros hijos en el momento de la higiene y hablándoles de lo importante que es ese hábito para su salud. Cuando los niños son portadores de ortodoncia, es mucho más importante insistir en su higiene bucodental.

También es importante utilizar un cepillo dental de tamaño correcto, cuyo cabezal no sea muy grande y sus filamentos sean suaves y medios; y cambiar de cepillo cada tres meses. El cambio de estación anual es un momento perfecto para establecerlo como referente en el cambio de cepillo de dientes.

En el cepillado de nuestros dientes hemos de emplear al menos dos minutos, para que la limpieza de los mismos sea efectiva, y hacer uso de una técnica adecuada en función de la morfología de los dientes de cada persona, de su destreza, etc. Entre estas técnicas cabe mencionar la “Técnica de Bass”, que permite la eliminación de las bacteria que se encuentran en el margen gingival colocando el cepillo a unos 45º y apoyando las cerdas del mismo en el margen de las encías de cada diente. Se realiza un movimiento vibratorio y suave con un barrido hacia el borde el diente. Con un cepillo eléctrico el movimiento ha de ser muy lento, ya que ese tipo de cepillo ya posee movimiento que imita al cepillado convencional.

  • Hilo dental: Los espacios interproximales (espacio entre los dientes) han de limpiarse periódicamente. Para ello es fundamental el uso de hilo dental, aunque si el espacio entre los dientes es amplio, cabe la posibilidad de hacer uso de cepillos de tamaños muy pequeño que se adaptan perfectamente a esta situación.

Este tipo de limpieza es fundamental hacerla todos los días, pues esos espacios interpoximales ubican la acumulación de residuos y restos de comida que conviene eliminar.

La forma de hacer uso del hilo dental es tomando entre 30 y 45 cm del mismo. Lo enrollamos entre los dedos medios de cada mano dejando un espacio de unos 5-7 cm entre ellos, el cual se introducirá entre los dientes. Hemos de seguir las curvas dentales de forma delicada y sin forzar hacia abajo ya que si no podemos hacer daño a nuestra encía. Apoyándolo sobre la superficie dental ascendemos y descendemos sobre el diente con el hilo, removiendo de este modo todos los restos de alimentos que han quedado entre ellos.

  • Limpieza Lingual: Existen raspadores linguales o limpiadores de lengua para facilitar la limpieza de la suciedad que se deposita sobre la superficie de nuestra lengua. La lengua ha de asearse con un movimiento desde atrás hacia adelante, para arrastrar así los restos de comida, mucosidad, bacterias… Si no disponemos de raspador lingual, una cucharilla de café es perfecta para realizar esta función, utilizándola con suavidad.
  • Irrigadores bucales: Comúnmente conocidos como colutorios bucales. Son una ayuda, tras el cepillado y el uso del hilo dental para la eliminación de las bacterias depositadas en las zonas de difícil acceso para los anteriores.

El uso del colutorio se realizar en forma de enjuague bucal de unos 30 segundos de duración. Hay colutorios con distintos componentes específicos para abordar las necesidades de limpieza de cada persona y que ayudan, además de a la eliminación de bacterias a cubrir la boca de un agradable frescor.

  • Reducir el consumo de alimentos azucarados: Esto es muy importante, pues la ingesta de este tipo de alimentos es especialmente dañina y agresiva para nuestra salud bucodental. Así que, tras el consumo de dulces, helados, bebidas carbonatadas, etc… se aconseja el cepillado inmediato de los dientes.
  • Visitas al odontólogo: Por supuesto, y no nos cansaremos de recordarlo siempre. La visita anual (lo recomendable al año son dos) al dentista para una revisión del estado de nuestra boca, dientes y encías debe estar agendada; además de realizar una la pertinente limpieza bucal por un higienista profesional.