Recién acabamos de iniciar el nuevo año, y con él un listado de buenos propósito. Entre las buenas intenciones que marcamos al empezar una nueva etapa señalamos la de mejorar nuestra SONRISA y dejar de posponer esa visita al dentista que, por MIEDO, no dejamos de aplazar una y otra vez.
Y ciertamente, es así. Hay un porcentaje elevado de personas que eluden visitar a su dentista por un miedo infundado, lo que damos en llamar “fobia dental”, y que termina por pasar factura, como poco, a nuestra imagen.
Hoy te vamos a acercar una serie de pautas a seguir para superar ese miedo a acudir a la cita con tu dentista, logrando poner tu atención plena en lo verdaderamente importante: La salud de tu boca.
- ROMPEMOS EL HIELO.
Antes de acudir a la primera consulta con tu dentista es aconsejable que visites las instalaciones. Las clínicas actuales generan una atmósfera de tranquilidad y armonía muy gratas para el paciente. Conscientes de la ansiedad que para muchas personas supone la visita al dentista la ambientación acompaña con colores suaves, luz, música y zona de espera bastante confortable.
- SÉ PUNTUAL EN TU CITA.
Es conveniente no adelantarse a la hora establecida, pues la espera genera ansiedad y estrés; logrando así, acrecentar el miedo. La espera da lugar a pensar en eso que nos angustia viéndose potenciado por factores como el sonido de las herramientas de trabajo o el olor del espacio.
- PROCURA UNA CITA A PRIMERA HORA DEL DÍA
Este pequeño detalle evita que te pases la jornada anticipándote a todo aquello que imaginas que te puede pasar en la sala de los “horrores”. Si puedes evitar el montaje de estas escenas de terror en tu mente, mejor. Una cita a primera hora de la mañana te ahorrará vivir esas horas de angustia que te generan tu fobia.
- PRIMERA CITA DE CONTACTO
Háblalo con tu dentista. Cuenta tu problema y planea una revisión sin más.
En una revisión vas a crear un clima de confianza con el especialista que va a tratar tu problema que disminuirá notablemente el miedo que tienes.
Es como subir los peldaños de una escalera. Uno a uno, agota menos que si tratamos de subir de tres en tres.
- PIDE REFERENCIAS PROFESIONALES
Tal cual. Se trata de buscar a esa persona profesional y humana que nos ofrecerá un servicio sanitario de calidad, y qué mejor que aquel del que muchos hablan bien; especialmente, aquellas personas que como tú han tenido miedo de acudir a la consulta del dentista y ya lo han superado.
- DISTRAE TU ATENCIÓN
Un libro. Unos auriculares. Una revista. Un amigo. Algo que desvíe tu miedo de aquello de lo que se alimenta. Durante el tiempo de espera se oyen ruidos del instrumental médico, incluso algunas conversaciones que disparan el ‘click’ de nuestra fobia pudiendo conseguir que nos estresemos. ¡A enemigo, ni agua!
- ESTABLECE UN CÓDIGO DE COMUNICACIÓN CON EL DENTISTA
Te hará sentir confiado saber que si notas cualquier molestia o incomodidad durante el tratamiento, tu dentista te entenderá con una sencilla señal. Puede ser levantar una mano o los dedos. Esto te hará sentir que, en todo momento, controlas la situación.
- POSIBILIDAD DE RELAJANTE O SEDACIÓN
A veces la fobia puede más que todo lo anterior. En caso de que tu fobia sea grave existe la posibilidad de aplicar algún tipo de sedación. Incluso puedes pedir anestesia; pues hoy día hay posibilidad de tratamientos sin ningún tipo de dolor.
Y si tu fobia es a las agujas, tampoco hay problema; pues se aplica una crema en la zona donde se va a inyectar la anestesia, previa al pinchazo, que adormece la zona y no sientes absolutamente nada. Y si tu miedo a las agujas es extremo, también puedes pedir sedación por inhalación.
Todo es cuestión de tratarlo previamente con tu especialista y barajar las diversas posibilidades hasta encontrar la que te haga sentir mejor.
- MENTALÍZATE
Recuerda una y otra vez los beneficios que obtendrás con tu visita al dentista. Visualiza cómo te sentirás una vez acabado el tratamiento. Y fija tu atención en tantas y tantas personas que cada día se someten a diversos tratamientos dentales con resultados extraordinarios. Tomar conciencia de la importancia de tu tratamiento y de lo que supone para tu salud, ayudará a que rompas el bloqueo y la pared del miedo que te frena de ir al dentista.
- EL MIEDO SE APRENDE
Si tienes hijos pequeños, tráelos al dentista desde muy temprana edad. Igual que le llevas al pediatra cuando tiene tos o fiebre. Esto familiarizará al pequeño con los profesionales de la salud bucodental, y acudirán a su cita de forma periódica y sin traumas ni miedos.
Por otro lado, evita hablar en casa del miedo que sientes tú de acudir al dentista (si lo tienes) pues eso lo oye tu hijo/a y lo integrará en su aprendizaje como una experiencia negativa, vivida a través de ti, que jamás querrá experimentar. Evita transmitir tu ansiedad a tus hijos. Es una herencia que cargará sobre sus hombros en su edad de adulto.